domingo, 28 de junio de 2020

NUESTRO VALS DE LOS NUEVOS TIEMPOS (AQUÍ Y AHORA)



Ven, te invito a bailar. No es muy tarde, aún tenemos visibilidad.
Ven, dame un segundo, aún no nos llega el fin del mundo.

Sujeta mi hombro, tomaré tu cintura; un vals de locura en medio de escombros.
Un, dos, tres... un, dos, tres...flotan en el aire los pies.

Hubieron días que creí fueron tristes, ya habíamos estado confinados antes donde el amor no existe.
Por eso las flores para rendirte honores, y mi osadía para que sonrías.
Por eso el pan dulce porque eres caramelo,
Y las palabras bonitas, porque me gustan tu ojos, tu boca y tu pelo.

Por eso, ven, te invito a bailar. No es muy tarde, aún tenemos luminosidad.
Ven, dame un segundo, aún no nos llega el fin del mundo.
Encuentra el motivo por el que palpitas, descubre la razón por la cual palpito.
bailemos en el aquí y ahora, verás que no hay vals más bonito.

Te llevaré con un suave un, dos, tres... un, dos, tres...dulcemente te agradeceré...
Por lo que vivimos, por lo que sentimos, por nuestros tiempos, por haber coincidido.

Elegiremos nuestra canción, elegiremos nuestro vals, aquella melodía que nos haga suspirar.
Podemos cubrir nuestras bocas, pero no lo que provoca este afán de juntitos bailar.

Tal vez en el mundo no están muy bien las cosas, pero soy tan feliz al decirte que eres hermosa.
La vida ya no parece tan injusta cuando pienso en cuanto me gustas.

Hoy es el momento, cuenta conmigo. Es un privilegio poder contar contigo.
Hubieron otoños que creí fueron tristes, fueron parte del paisaje, hay más días azules que grises.

Por eso ven, te llevaré, como un fino guante me envolveré en tu mano,
en ningún lugar del universo podrá dudarse de cuanto te amo.
Sujeta mi hombro, tomaré tu cintura; un vals de locura en medio de escombros.





sábado, 6 de junio de 2020

CIUDADES ZOMBIES



Esta ciudad parece estar vencida...

No hace mucho tiempo que llegó un nuevo virus destructivo para la humanidad; causando caos, confusión y pánico.

Este pequeño virus borró la vida pública en masas; arrasó con la salud, la estabilidad y la economía.

Borró la sonrisa de la mayoría, ¡Arrasó casi con todo!... excepto con nuestras malas costumbres...no logró arrancar de raíz nuestra esencia maligna...esas malditas ganas de querer estar mal.

Desde entonces, en las ciudades de todo el mundo se pueden ver Zombies con caretas, Zombies con cubrebocas y Zombies con guantes...

Zombies indolentes, Zombies hilarantes; Zombies wannabe...Zombies apesadumbrados, Zombies proletarios, Zombies millonarios...Zombies racistas, Zombies machistas. Zombies Wi Fi...

Dijeron los eruditos y los especialistas que esta conmoción global serviría para cambiar al mundo; pero si nos preguntamos ahora mismo ¿Quienes somos? descubriremos que solamente somos Zombies apesadumbrados contemplando infinitamente nuestros despojos.

Hace unos días leí la triste noticia de otro crimen racista en el país vecino; a pesar del estado de emergencia en el que sobreviven, aniquilaron brutalmente a otro semejante solo por la diferencia en su color de piel: Si no los mata el virus, los mata la violencia...

Y así en latinoamérica. El abuso de poder de la policía deriva en trágicas historias similares. Cientos de crónicas de ultrajes, injusticias y despojos.
Detesto las noticias, porque todas ellas son malas...se supo de una  muchachita violentada en Naucalpan, otro caso similar en Guayaquil, otra más en Medellín...El virus llegó para acabar con nuestra vida pública, pero no así con nuestra crisis de valores que genera decadencia ¿Cuántas veces volveremos a escuchar "Ni una más"?

Está el caso del muchacho humilde que robó unas latas de atún de un centro comercial; descubierto fue apresado y sentenciado a tres años de prisión. Luego, está el caso del millonario clandestino que defraudó al erario público. Pagó su libertad y ya no hubo delito que perseguir. Así es la justicia Zombie.

En teoría, la cuarentena uniría a los que no salieron de casa, pero los mayoría optó por enajenarse en la red. El amor es virtual, la amistad es virtual, la cercanía es virtual. Mirarnos a los ojos ya no es cosa común. La oportunidad única para estar en familia se convirtió en la oportunidad dorada para entregarse al ciberespacio...y está bien, son otros tiempos. Hubo una época romántica en la que de vez en cuando y por medio de cartas -o del pensamiento- la gente se unía, todo era más íntimo...incluso se percibía el amor por medio del aire, de la intuición y de los sueños; la conexión eran el alma y la mirada, ahora solo somos Zombies wi fi y se afianzó esa tendencia.

En el semáforo de la glorieta, los niños piden limosna a cambio de malabares; pero los Zombies indolentes detestan eso, no devuelven la sonrisa, cierran sus ventanillas y prosiguen su camino. Nadie está obligado a aportar, pero la indolencia es una respuesta muy cruel en tiempos de necesidad... Esta tierra de Zombies no merece la pureza de los corazones buenos.

Un día salieron los Zombies wannabe a cantar unidos desde sus balcones: "¡Venceremos a la enfermedad! ¡Solidaridad!"-Gritaban animados-. Pocas horas después esos mismos Zombies -ya al volante- no respetaban el paso del peatón y reñían con los demás conductores por ganar el paso. Y en el supermercado, la pelea por hacerse de un lugar en la fila o acaparar los productos hicieron olvidar su fraternidad.

Se supo de una vacuna creada por alemanes, otra más creada por chinos...los rusos también aportaron su propuesta; y los españoles...Y por más cursi que suene, por más ridículo que parezca; la única vacuna que salvará a la humanidad es el amor, y eso no es inventar el hilo negro; ya lo dijeron de diferentes maneras los Beatles, Buda, Jesús, mahoma, John Lennon, Gandhi y la Madre Teresa. Pero estamos obsesionados por acción o por omisión a que prevalezca ese lado oscuro, esas malditas ganas de querer estar mal.

Somos imperfectos, esa es nuestra naturaleza, sin embargo la evolución tecnológica y científica no fue de la mano con nuestra involución como trogloditas y Zombies bárbaros. Miles de años habitando la tierra no nos ha servido de mucho en el aspecto humano. Decían que la tragedia que trajo este virus consigo serviría para cambiar al mundo y cuidar a la naturaleza; pero si nos preguntamos ahora mismo ¿Quienes somos? descubriremos que solamente somos Zombies apesadumbrados contemplando infinitamente nuestros despojos.