jueves, 15 de diciembre de 2016
TODOS SALTAMOS
Pamela brinca una y otra vez... Sube dos escalones para saltar y descender como un conejo. Flexiona suavemente sus rodillas, amortigua su aterrizaje.
Con esa nueva alegría que le provoca volar un segundo en el aire, repite el mismo ejercicio que agita su cabello, su ánimo y también las agujetas de sus tenis.
Minutos después Pamela hace una pausa, reflexiona en algo importante, se lleva las manos al pecho, esboza una sonrisa y corre hacia mis brazos -¡Papá, papá!- ¡Siente mi corazón... está brincando! ¡Está saltando papá! -y agrega- Yo creo que está muy loco, como muy contento...¡Está "féliz"! ("Féliz", así, acentuando la "e", según su vocabulario de tres años de edad).
-¡Impresionante! -le confirmo su teoría - ¡Tienes razón! Cada vez que saltas, tu corazón se pone "féliz".
Con su mirada llena de alegría Pamela regresa a los escalones para continuar con lo que acaba de descubrir y que tanto le divierte.
Fui breve, no pretendí estropearle el momento. Pude aburrirla explicándole que saltar es un ejercicio arriesgado, pero necesario y maravilloso en nuestras vidas.
Todos hemos saltado para evitar los charcos de agua...
Algunas veces saltamos para librar los obstáculos.
Reaccionamos saltando cuando nos sentimos amenazados...
Todos saltamos de un avión sin paracaídas cuando decimos "Te amo".
Todos saltamos cuando decidimos dejar atrás los miedos.
Igual respiramos hondo antes de hacerlo...igual tomamos fuerza para impulsarnos...Igual sentimos la emoción y el vértigo.
Saltamos para cabecear y rematar a gol. Saltamos para despejar y evitar el gol.
Saltamos para abordar el transporte que parecía abandonarnos. Saltamos del transporte para no pasarnos de largo.
Saltamos para tocar el techo. Saltamos para intentar rozar el cielo.
Saltamos de manera incontenible para dar el primer beso
Saltamos para solidarizarnos: "Si tú saltas, yo salto", hemos dicho.
Saltamos de felicidad... Saltamos para celebrar el triunfo... Saltamos para llegar a otro nivel.
"La naturaleza no procede por saltos" -Afirmó Isaac Newton hace cientos de años- Quizá en su momento no advirtió la gran necesidad de cambiar abruptamente de un estatus a otro; romper con la inercia de lo programado, contar con una poderosa alternativa para modificar súbitamente los estados inmóviles: Los saltos cuánticos...
Quizá Newton no imaginó a Pamela saltando escalones, pero es preciso contar con contrapesos en las historias oficiales para apreciar con claridad una verdad alterna de las cosas.
Saltar es un ejercicio maravilloso en nuestras vidas: Saltar de un escalón a otro.. agitarnos...Sentir esa alegría de levitar; Sentir ese vértigo que aviva nuestros corazones para impulsarnos hacia nuevos y mejores horizontes.
Sentirnos en estado "Féliz".
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